Desde 2001, la Unión Europea con la directiva 2018, fomenta el uso de energía procedente de fuentes renovables, entre ellas la energía proveniente del sol. Existen varios tipos de energía solar según su uso posterior, con tecnologías desarrolladas y al alcance de todos. Además, en la actualidad las administraciones públicas, tienen líneas abiertas para ayudas y subvenciones, de fondos Next Generation.
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Energía solar térmica:
- Para ACS: Se dota a la instalación con un depósito de interacumulación solar, por cuyo serpentín circula el fluido caloportante que, absorbe el calor proveniente de la incidencia solar en los captadores.
- Para ACS y Calefacción: Es igual que la instalación de solar térmica para ACS, pero además, la instalación tiene otro acumulador solar más grande para acumular el agua caliente solar para apoyo a calefacción. Este tipo de instalación es recomendable para sistemas con suelo radiante. Para radiadores tradicionales, el ahorro no es tan efectivo.
- Para piscinas: Sistema idóneo para los meses de calor, que nos permite calentar el agua de la piscina, con la energía proveniente del sol. Son paneles de polietileno que funcionan sin ánodo de sacrificio, sin bomba y sin presión. Pueden colocarse en vertical u horizontal con inclinación variable en distintas superficies.
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Energía solar fotovoltaica:
Son paneles que nos permiten absorber la energía proveniente del sol, generando
energía eléctrica para
autoconsumo y verter el excedente a la
red eléctrica existente.
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Energía solar híbrida (térmica + fotovoltaica):
Son paneles que generan tanto
energía fotovoltaica como térmica. Un
panel solar híbrido es capaz de generar electricidad (gracias a su parte constituida por células fotovoltaicas) y calor (gracias a su parte constituida por un circuito hidráulico que calienta el agua) a partir de la irradiación solar. La combinación de ambas tecnologías consigue optimizar la superficie de cubierta para la producción de
energía renovable en el edificio.
